Dios existe

Un hombre fue a una barbería a cortarse el cabello y recortarse la barba, como es costumbre.

En estos casos entabló una amena conversación con la persona que le atendía. Hablaban de tantas cosas y tocaron muchos temas. De pronto, tocaron el, tema de Dios.

El barbero dijo:
Fíjese caballero que yo no creo que Dios exista, como usted dice.

Pero, por qué dice usted eso? - pregunta el cliente.

Pues es muy fácil, basta con salir a la calle para darse cuenta de que Dios no existe. O...dígame, acaso si Dios existiera, habría tantos enfermos? Habría niños abandonados? Si Dios existiera, no habría sufrimiento ni tanto dolor para la humanidad. Yo no puedo pensar que exista un Dios que permita todas estas cosas.

El cliente se quedó pensando un momento, pero no quiso responder para evitar una discusión.

El barbero terminó su trabajo y el cliente salió del negocio.

Recién abandonaba la barbería, vio en la calle a un hombre con la barba y el cabello largo; al parecer hacía mucho tiempo que no se lo cortaba y se veía muy desarreglado.

Entonces entró de nuevo a la barbería y le dijo al barbero.

Sabe una cosa? Los barberos no existen.

Cómo que no existen? -pregunta el barbero-.

Si aquí estoy yo y soy barbero. - No! -dijo el cliente-, no existen, porque si existieran no habría personas con el pelo y la barba tan larga como la de ese hombre que va por la calle.

Ah, los barberos sí existen, lo que pasa es que esas personas no vienen hacia mi.

Exacto! -dijo el cliente-. Ese es el punto. Dios sí existe, lo que pasa es que las personas no van hacia él y no le buscan, por eso hay tanto dolor y miseria.



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La cuerda




CUAL ES TU CUERDA?

Cuentan que un alpinista, desesperado por conquistar el Aconcagua inició su travesía, después de años de preparación, pero quería la gloria para el solo, por lo tanto subió sin compañeros. Empezó a subir y se le fue haciendo tarde, y más tarde, y no se preparó para acampar, sino que decidió seguir subiendo decidido a llegar a la cima.

Obscureció, la noche cayó con gran pesadez en la altura de la montaña, ya no se podía ver absolutamente nada.
Todo era negro, cero visibilidad, no había luna y las estrellas eran cubiertas por las nubes. Subiendo por un acantilado, a solo 100 metros de la cima, se resbaló y se desplomó por los aires... caía a una velocidad vertiginosa, solo podía ver veloces manchas cada vez más oscuras que pasaban en la misma oscuridad y la terrible sensación de ser succionado por la gravedad.
Seguía cayendo... y en esos angustiantes momentos, pasaron por su mente todos sus gratos y no tan gratos momentos de la vida, pensaba que iba a morir, sin embargo, de repente sintió un tirón tan fuerte que casi lo parte en dos...
¡SI!, como todo alpinista experimentado, había clavado estacas de seguridad con candados a una larguísima soga que lo amarraba de la cintura.
En esos momentos de quietud, suspendido por los aires, no le quedó más que gritar:
"AYUDAME DIOS MIO..."
De repente una voz grave y profunda de los cielos le contestó:
"¿QUE QUIERES QUE HAGA HIJO MIO?"
"Sálvame Dios mío"
"¿REALMENTE CREES QUE TE PUEDA SALVAR?"
"Por supuesto, Señor"
"ENTONCES CORTA LA CUERDA QUE TE SOSTIENE..."
Hubo un momento de silencio y quietud.  El hombre se aferró más a la
cuerda y reflexionó...
Cuenta el equipo de rescate que al otro día encontraron colgado a un alpinista congelado, muerto, agarrado con fuerza, con las manos a una cuerda...
A TAN SOLO DOS METROS DEL SUELO...
¿Y tú? ¿Que tan confiado estas de tu cuerda? ¿Por qué no la sueltas?subir imagenes

Los verdaderos amigos



Tres personas iban caminando por una vereda de un bosque: un sabio con fama de hacer milagros, un poderoso terrateniente del lugar y, un poco atrás de ellos y escuchando la conversación, iba un joven estudiante alumno del sabio.
Poderoso: "me han dicho en el pueblo que eres una persona muy poderosa, inclusive puedes hacer milagros".

Sabio: "soy una persona vieja y cansada... ¿cómo crees que yo podría hacer milagros?".
Poderoso: "pero me han dicho que sanas a los enfermos, haces ver a los ciegos y vuelves cuerdos a los locos..... esos milagros sólo los puede hacer alguien muy poderoso".

Sabio: "¿te referías a eso?, tú lo has dicho, esos milagros sólo los puede hacer alguien muy poderoso... no un viejo como yo; esos milagros los hace Dios, yo sólo pido se conceda un favor para el enfermo, o para el ciego ,todo el que tenga la fe suficiente en Dios puede hacer lo mismo".
Poderoso: "yo quiero tener la misma fe para poder realizar los milagros que tú haces..... muéstrame un milagro para poder creer en tu Dios".

Sabio: "Esta mañana ¿volvió a salir el sol?".
Poderoso: "sí, claro que sí!!".

Sabio: "pues ahí tienes un milagro..... el milagro de la luz".

Poderoso: "No, yo quiero ver un VERDADERO milagro, oculta el sol, saca agua de una piedra.... mira hay un conejo herido junto a la vereda, tócalo y sana sus heridas".

Sabio: "¿quieres un verdadero milagro?, ¿no es verdad que tu esposa acaba de dar a luz hace algunos días?".

Poderoso: "sí!!, fue varón y es mi primogénito".

Sabio: "ahí tienes el segundo milagro.... el milagro de la vida".

Poderoso: "sabio, tú no me entiendes, quiero ver un verdadero milagro..."

Sabio: "¿acaso no estamos en época de cosecha?, ¿no hay trigo y sorgo donde hace unos meses sólo había tierra?".

Poderoso: "sí, igual que todos los años".

Sabio: "pues ahí tienes el tercer milagro...."

Poderoso: "creo que no me he explicado, lo que yo quiero...." (el sabio lo interrumpe)

Sabio: "te has explicado bien, yo ya hice todo lo que podía hacer por ti.... si lo que encontraste no es lo que buscabas, lamento desilusionarte, yo he hecho todo lo que podía hacer". Dicho esto, el poderoso terrateniente se retiró muy desilusionado por no haber encontrado lo que buscaba. El sabio y su alumno se quedaron parados en la vereda; cuando el poderoso terrateniente iba muy lejos como para ver lo que hacían el sabio y su alumno, el sabio se dirigió a la orilla de la vereda, tomó al conejo, sopló sobre él y sus heridas quedaron curadas; el joven estaba algo desconcertado.

Joven: "maestro: te he visto hacer milagros como éste casi todos los días, ¿por qué te negaste a mostrarle uno al caballero?, ¿por qué lo haces ahora que no puede verlo?".

Sabio: "lo que él buscaba no era un milagro, era un espectáculo. Le mostré 3 milagros y no pudo verlos.... para ser rey primero hay que ser príncipe, para ser maestro primero hay que ser alumno... no puedes pedir grandes milagros si no has aprendido a valorar los pequeños milagros que se te muestran día a día. El día que aprendas a reconocer a Dios en todas las pequeñas cosas que ocurren en tu vida, ese día comprenderás que no necesitas más milagros que los que Dios te da todos los días sin que tú se los hayas pedido".

Cuando estamos en problemas siempre pedimos ayuda a Dios y eso está bien porque no hay nadie que pueda ayudarnos más que Él, pero pídele la cordura para pensar claramente, la paciencia necesaria para mantenerte tranquilo y actuar bien, la fortaleza necesaria para afrontar los retos y la fe suficiente para seguirlo amando sin importar lo que pase.... Pídele esos milagros, no le pidas simplemente que resuelva tus problemas sólo porque te da miedo afrontarlos por ti mismo.....


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La carta de Dios

Tú que eres un ser humano, eres mi milagro. Y eres fuerte, capaz, inteligente y lleno de dones y talentos.
Cuenta tus dones y talentos. Entusiásmate con ellos. Reconócete. Encuéntrate. Acéptate. Anímate. Y piensa que desde este momento puedes cambiar tu vida para bien. Si te lo propones y té llenas de
entusiasmo.
Y sobre todo, si te das cuenta de toda la felicidad que puedes conseguir con sólo desearlo.

Eres mi creación más grande. Eres mi milagro. No temas comenzar una nueva vida. No te lamentes
nunca. No te quejes, No te atormentes. No te deprimas.- ¿Cómo puedes temer si eres mi milagro? -. Estás dotado de poderes desconocidos para todas las criaturas del Universo.

Eres ÚNICO. NADIE ES IGUAL  A TI.

Sólo en ti está aceptar el camino de la felicidad y enfrentarlo, y seguir siempre adelante. Hasta el fin.
Simplemente porque eres libre.

En ti está el poder de no atarte a las cosas. Las cosas no hacen la felicidad. Te hice perfecto para que
aprovecharas tu capacidad y no para que te destruyas.

Te di el poder de pensar.
Te di el poder de imaginar.
Te di el poder de amar.
Te di el poder de crear.
Te di el poder de determinar.
Te di el poder de planear.
Te di el poder de elección.
Te di el poder de rezar.
Te di el dominio de elegir tu propio destino usando tu voluntad.
Qué has hecho de éstas tremendas fuerzas qué te di?. No importa. De hoy en más, olvida tu pasado, usando sabiamente este poder de elección.

Elige amar, en lugar de no amar.
Elige reír, en lugar de llorar.
Elige crear, en lugar de destruir.
Elige perseverar, en lugar de renunciar.
Elige alabar, en lugar de criticar.
Elige dar, en lugar de no hacerlo.
Elige actuar, en lugar de aplazar.
Elige crecer, en lugar de estancarte.
Elige, elige bendecir, en lugar de blasfemar.
Elige, Elige VIVIR...

- Y aprende a sentir mi presencia en cada acto de tu vida.
- Crece cada día un poco más en el optimismo y en la derrota.
- Yo estoy a tu lado siempre. Llámame. Acuérdate de mí.
- Vivo en ti desde siempre.
Trata de volverte niño, simple inocente, generoso, dador, con capacidad de asombro y capacidad de
conmoverte ante la maravilla de sentirte humano. para que puedas conocer mi amor, puedas sentir una
lágrima, puedas comprender el dolor. No te olvides que eres mi milagro. Que te quiero feliz, con
misericordia, con piedad, para que este mundo que transitas pueda acostumbrarse a reír, siempre que
tú. aprendas a reír. y si eres mi milagro, entonces usa tus dones y cambia tu medio ambiente,
contagiando esperanza y optimismo sin temor, porque yo estoy a tú lado.!!!

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La silla



La hija de un hombre le pidió al sacerdote que fuera a su casa a hacer una oración para su padre que estaba muy enfermo.
Cuando el sacerdote llego a la habitación del enfermo, encontró a este hombre en su cama con la cabeza alzada por un par de almohadas. Había una silla al lado de su cama, por lo que el sacerdote pensó que el hombre sabía que vendría a verlo ;
 "Supongo que me estaba esperando", le dijo.
 "No, quien es usted?", dijo el hombre.
 "Soy el sacerdote que su hija llamó para que orase con usted; cuando ví la silla vacía al lado de su cama supuse que usted sabía que yo vendría a visitarlo".
 "Ah si, la Silla",  dijo el hombre enfermo,  le importa cerrar la puerta?" .
El sacerdote sorprendido la cerró.
"Nunca le he dicho esto a nadie, pero toda mi vida la he pasado sin saber cómo orar. Cuando he estado en la Iglesia he escuchado siempre al
respecto de la oración, que se debe orar y los beneficios  que trae, ..., pero siempre esto de las oraciones me entró  por un oído y me salió por el
otro, pues no tengo idea de  cómo hacerlo. -Entonces hace mucho tiempo abandoné por completo  la oración." Esto ha sido así en mí hasta hace unos cuatro años, cuando conversando con mi mejor amigo me dijo: José,  esto de la oración es simplemente tener una conversación con Jesús. así es como te sugiero que lo hagas:
te sientas en una silla y colocas otra silla vacía enfrente  tuyo, luego con fe miras a Jesús sentado delante de tí.   No es algo  alocado el hacerlo pues El nos dijo:  "Yo estaré siempre con  vosotros". -
 Por lo tanto, le hablas y lo escuchas, de la misma manera como lo estás haciendo conmigo ahora".-
 "Es así que  lo hice una vez y me gustó tanto que lo he seguido haciendo unas dos horas diarias desde entonces". Siempre tengo mucho cuidado que no me vaya a ver mi hija.... pues me internaría de inmediato en el manicomio."



El sacerdote sintió una  gran emoción al escuchar esto y le dijo a José que era muy bueno  lo que había estado haciendo, y que no dejara de hacerlo.
Luego hizo una oración con él, le extendió una bendición y se fue a su parroquia.

Dos días después,  la hija de José llamó al sacerdote para decirle que su padre había fallecido.

El sacerdote le preguntó: "Falleció en Paz ? "

"Sí, cuando salí de la casa a eso de las dos de la tarde me llamó y fui a verlo a su cama, me dijo lo mucho que me quería y me dio un beso."

"Cuando regresé de hacer compras una hora más tarde ya lo encontré muerto."
"Pero hay algo extraño al respecto de su muerte, pues aparentemente justo antes de morir se acercó a la silla que estaba al lado de su cama y  recostó su cabeza en ella, pues así lo encontré. -Qué cree usted que pueda significar esto?"
 El sacerdote se secó las lagrimas de emoción y le respondió: "Ojalá que todos nos pudiésemos ir de esa manera..."


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Estoy siempre contigo

¿Me necesitas?  Estoy aquí contigo.

No puedes verme, sin embargo soy la luz que te permite ver
No puedes oírme, sin embargo hablo a través de tu voz.
No puedes sentirme, sin embargo soy el poder que trabaja en tus manos.
Estoy trabajando en ti, aunque desconozcas Mis senderos.
Estoy trabajando, aunque no reconozcas Mis obras.
No soy una visión extraña. No soy un misterio.
Sólo en silencio absoluto, más allá del  "yo" que aparentas ser puedes conocerme, y entonces sólo como un sentimiento y como Fe.
Todavía estoy aquí contigo, Todavía te oigo.
Todavía te contesto.
Aunque me niegues, estoy contigo.
En los momentos en que más sola crees encontrarte, Yo estoy contigo.
Aún en tus temores, estoy contigo.
Aún en tu dolor, estoy contigo.
Estoy contigo cuando oras y cuando no oras.
Estoy en ti y tu estas en Mí.
Sólo en tu mente puedes sentirte separada de Mí, pues sólo en tu mente están las brumas de "lo tuyo" y "lo mío".
Sin embargo tan solo con tu mente puedes conocerme y sentirme.
Vacía tu corazón de temores ignorantes.
Cuando quites el "yo" de en medio, estoy contigo.
De ti misma no puedes hacer nada, pero Yo todo lo puedo.
Yo estoy en todo.
Aunque no puedas ver bien, el bien está allí, pues Yo estoy allí.
Sólo en Mí el mundo tiene significado; sólo de Mí toma el mundo forma;
Sólo por Mí el mundo sigue adelante
Soy la ley en la cual descansa el movimiento de las estrellas y el crecimiento de toda célula viva.
Soy el amor que es el cumplimiento de la ley.
Soy seguridad, Soy paz
Soy unificación, Soy la ley por la cual vives.
Soy el amor en el que puedes confiar. Soy tu seguridad.
Soy tu paz, Soy uno contigo, YO SOY.
Aunque falles en encontrarme, Yo nunca dejo de encontrarte.
Aunque tu fe en Mi es insegura. Mi fe en ti nunca flaquea
Porque te conozco, porque te amo.
Mi bien amada, estoy aquí, contigo.


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Las huellas

Una noche en sueños vi

que con Jesús caminaba
junto a la orilla del mar
bajo una luna plateada.

 Soñé que veía en los cielos
mi vida representada
en una serie de escenas
que en silencio contemplaba.

Dos pares de firmes huellas
en la arena iban quedando
mientras con Jesús andaba
como amigos conversando.

Miraba atento esas huellas
reflejadas en el cielo,
pero algo extraño observé
y sentí gran desconsuelo.

Observé que algunas veces
al reparar en las huellas,
en vez de ver los dos pares
veía solo un par de ellas.

 Y observaba también yo
que aquel solo par de huellas
se advertían mayormente
en mis noches sin estrellas,
en las horas de mi vida
llenas de angustia y tristeza,.
cuando el alma necesita
más consuelo y fortaleza.

Pregunté triste a Jesús:
Señor, ¿Tú no has prometido
que en mis horas de aflicción
siempre andarías conmigo?
Pero noto con tristeza
que en medio de mis querellas
cuando más siento el sufrir
veo solo un par de huellas.

 ¿Dónde están las otras dos
que indican tu compañía,
cundo la tormenta azota
sin piedad la vida mía?

Y Jesús me contestó
con ternura y comprensión:
Escucha bien hijo mío,
comprendo tu confusión
siempre te amé y te amaré
y en tus horas de dolor
siempre a tu lado estaré.
para mostrarte mi amor.

Más si ves solo dos huellas
en la arena al caminar
y no ves las otras dos
que se debieran notar,
es que en tu hora afligida,
cuando flaquean tus pasos,
no hay huellas de tus pisadas...
porque te llevo en mis brazos

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Las 4 velas

Cuatro Velas se estaban consumiendo lentamente.
El ambiente estaba tan silencioso que se podía oír el diálogo entre ellas.
La primera dijo:

-¡Yo Soy la Paz! A pesar de mi Luz, las personas no consiguen mantenerme encendida.
Y disminuyendo su llama, se apagó totalmente.
La segunda dijo:

-¡Yo me llamo Fe! Infelizmente soy superflua para las personas, porque ellas no quieren saber de Dios, por eso no tiene sentido continuar quemándome.
Al terminar sus palabras, un viento se abatió sobre ella, y esta se apagó.

En voz baja y triste la tercera vela se manifestó:

¡Yo Soy el Amor! No tengo mas fuerzas que quemar. Las personas me dejan de lado porque solo consiguen manifestarme para ellas mismas; se olvidan hasta de aquéllos que están a su alrededor.
Y también se apagó.
De repente entró una niña y vio las tres velas apagadas.
-¿Qué es esto? Ustedes deben estar encendidas y consumirse hasta el final.

Entonces la cuarta vela, habló:
-No tengas miedo, niña, en cuanto yo esté encendida, podemos encender las otras velas.

Entonces la niña tomó la vela de la Esperanza y encendió nuevamente las que estaban apagadas.

¡Que la vela de la Esperanza nunca se apague dentro de nosotros!


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Semillas

Un joven soñó que entraba en un supermercado recién inaugurado y, para su sorpresa, descubrió que Jesucristo se encontraba atrás del mostrador.

- ¿Qué vendes aquí? - le preguntó.

- Todo lo que tu corazón desee - respondió Jesucristo.

Sin atreverse a creer lo que estaba oyendo, el joven emocionado se decidió a pedir lo mejor que un ser humano podría desear:

- Quiero tener amor, felicidad, sabiduría, paz de espíritu y ausencia de
todo temor - dijo el joven-. Deseo que en el mundo se acaben las guerras, el terrorismo, el narcotráfico, las injusticias sociales, la corrupción y las violaciones a los derechos humanos.

Cuando el joven terminó de hablar, Jesucristo le dice:

- Amigo, creo que no me has entendido. Aquí no vendemos frutos; solamente vendemos semillas.

"Convierte en frutos las semillas que hay en tí".


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¿Porque lloras?

¿Por qué lloras? Déjame ayudarte.

Yo también he caminado por ese sendero.
Yo también me he sentido solo.
Yo sé lo que es llorar.
Yo sé lo que es sufrir.
Yo sé lo que es perderlo todo,
hasta las esperanzas.

Pero también sé lo que es vivir,
también sé lo que es reir,
también sé lo que es amar.

¿Qué cómo?

Era una noche,
una noche más oscura que cualquier otra noche,
mis lágrimas rodaban por mis mejillas
cuando oí una voz que me preguntó:
"¿Por qué lloras?"

Y yo al mirarlo y él al verme,
ví de sus ojos que brotaban lágrimas
pero no eran lágrimas naturales,
eran lágrimas de sangre,
en donde yo podía ver lo que me estaba pasando.

Y le pregunté: "¿Por qué lloras?".

Y él me respondió:
"Yo he visto tus lágrimas y he oído tu clamor,
pero esas lágrimas yo las dí en la cruz por ti,
y éstas son las que han abierto caminos en el desierto,
y ríos en la soledad".

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Una historia sencilla

He aquí un hombre que nació en una aldea insignificante.
Creció en una villa oscura.
Trabajó hasta los 30 años en una carpintería.
Durante tres años fue predicador ambulante.  
Nunca escribió un libro.
Nunca tuvo un puesto de importancia. 
No formó una familia.  
No fue a la universidad.
Nunca puso sus pies en lo que consideraríamos una gran ciudad.  
Nunca viajó a más de trescientos kilómetros de su ciudad natal.
No hizo ninguna de las cosas que generalmente acompañan a los "grandes".  
No tuvo más credenciales que su propia persona.
La opinión popular se puso en contra suya. 
Sus amigos huyeron.  Uno de ellos lo traicionó.   Fue entregado a sus enemigos.
Tuvo que soportar la farsa de un proceso judicial.  
Lo asesinaron clavándolo en una cruz, entre dos ladrones.  
Mientras agonizaba, los encargados de su ejecución se disputaron la única cosa que fue de su
propiedad: una túnica.  
Lo sepultaron en una tumba prestada por la compasión de un amigo.
Según las "normas sociales", su vida fue un fracaso total.
Han pasado casi veinte siglos y hoy Él es la pieza central en el "ajedrez" de la historia humana.
No es exagerado decir que todos los ejércitos que han marchado, todas las armadas que se han construido, todos los parlamentos que han sesionado y todos los reyes y autoridades que han
gobernado, puestos juntos, no han afectado tan poderosamente la existencia del ser humano sobre la Tierra como la vida sencilla de Jesús.


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Tres palabras




En estos últimos momentos del año que hoy termina, heme aquí, Señor, en el silencio y en recogimiento.

Para darte: GRACIAS;
para solicitarte: AYUDA;
para implorarte: PERDON.

G R A C I A S

Señor, por la paz, por la alegría, por la unión que los hombres, mis hermanos me han dado:
Por esos ojos que con ternura y comprensión me miraron,
por esa mano oportuna que me levantó,
por esos labios cuyas palabras y sonrisas me alentaron,
por esos oídos que me escucharon,
por ese corazón que amistad, cariño y amor me dió,

Gracias, Señor. . .  me cuesta trabajo decírtelo. . .
por el insulto, por el engaño, por la injusticia, por el fallecimiento del ser querido.
Tú lo sabes, Señor, cuán difícil fue aceptarlo; quizá estuve al punto de la desesperación, pero ahora me doy cuenta que todo esto me acercó más a Ti. ¡Tú sabes lo que hiciste!

Gracias, Señor, sobre todo por la fe que me has dado en Ti y en los hombres.
Por esa fe que se tambaleó pero que Tú nunca dejaste de fortalecer cuando tanta veces encorvado
bajo el peso del desánimo me hizo caminar en el sendero de la verdad a pesar de la oscuridad.



A Y U D A

Te he venido también a implorar para el año que muy pronto va a comenzar.
Lo que el futuro me depara, lo desconozco, Señor, vivir en la incertidumbre, en la duda, no me gusta, me molesta, me hace sufrir.
Pero sé que Tú siempre me ayudarás.
Yo te puedo dar la espalda. Soy libre. Tú nunca me la darás. Eres fiel.
Yo sé que contaré con tu ayuda. Tú sabes que no siempre cooperaré.
Yo sé que me tenderás la mano. Tú sabes que no siempre la tomaré.

Por eso hoy te pido que me ayudes a ayudarte, que llenes mi vida de esperanza y generosidad. No abandones la obra de tus manos, Señor.

P E R D Ó N

No podía retirarme sin pronunciar esa palabra que tantas veces te debería de haber dicho por que por negligencia y orgullo he callado.

Perdón; Señor, por mis negligencias, descuidos y olvidos, por mi orgullo y vanidad, por mi necedad y capricho, por mi silencio y mi excesiva locuacidad.

Perdón, Señor, por prejuzgar a mis hermanos, por mi falta de alegría y entusiasmo, por mi falta de fe y confianza en Ti, por mi cobardía y mi temor en mi compromiso.

Perdón porque me han perdonado y no he sabido perdonar.

Perdón por mi hipocresía y doblez, por esa apariencia que con tanto esmero cuido pero que sé en el fondo no es más que engaño a mí mismo.

Perdón por esos labios que no sonrieron, por esa palabra que callé, por esa  mano que no tendí, por esa mirada que desvié, por esa verdad que omití, por ese corazón que no amó. . .  por ese YO que se prefirió.

Señor, no te he dicho todo. Llena con tu amor mi silencio y cobardía.

GRACIAS por todos los que no te dan gracias.

AYUDA a todos los que te imploran Tu ayuda.

PERDON por todos los que no te piden perdón.

Señor, concédeme serenidad para aceptar las cosas que no puedo cambiar.

Valor para cambiar las cosas que si puedo y sabiduría para distinguir la diferencia.

Me has escuchado. .  . Ahora, Señor, te escucho.


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Ser feliz

Cuenta la leyenda que un hombre oyó decir que la felicidad era un tesoro. A partir de aquel instante comenzó a buscarla.
Primero se aventuró por el placer y por todo lo sensual, luego por el poder y la riqueza, después por la fama y la gloria, y así fue recorriendo el mundo del orgullo, del saber, de los viajes, del trabajo, del ocio y de todo cuanto estaba al alcance de su mano.
En un recodo del camino vio un letrero que decía:
"Le quedan dos meses de vida".
Aquel hombre, cansado y desgastado por los sinsabores de la vida se dijo:
- Estos dos meses los dedicaré a compartir todo lo que tengo de experiencia, de saber y de vida con las personas que me rodean.

Y aquel buscador infatigable de la felicidad, sólo al final de sus días, encontró que en su interior, en lo que podía compartir, en el tiempo que le dedicaba a los demás, en la renuncia que hacía de sí mismo por servir, estaba el tesoro que tanto había deseado.
Comprendió que para ser feliz se necesita amar; aceptar la vida como viene; disfrutar de lo pequeño y de lo grande; conocerse a sí mismo y aceptarse así como se es; sentirse querido y valorado, pero también querer y valorar; tener razones para vivir y esperar y también razones para morir y descansar.
Entendió que la felicidad brota en el corazón, con el rocío del cariño, la ternura y la comprensión. Que son instantes y momentos de plenitud y bienestar; que está unida y ligada a la forma de ver a la gente y de relacionarse con ella; que siempre está de salida y que para tenerla hay que gozar de paz interior.

Finalmente descubrió que cada edad tiene su propia medida de felicidad y que sólo Dios es la fuente suprema de la alegría, por ser ÉL: amor, bondad, reconciliación, perdón y donación total.
Y en su mente recordó aquella sentencia que dice: "Cuánto gozamos con lo poco que tenemos y cuánto sufrimos por lo mucho que anhelamos."
Ser Feliz, es una actitud.

"Cada hombre tiene un tesoro que lo está esperando"

De "El Alquimista" - Paulo Coelho.



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El mejor escondite

Cierto día, Dios estaba cansado de las personas.

Ellas estaban siempre molestándolo, pidiéndole cosas.
Entonces dijo: "Voy a esconderme por un tiempo".
Reunió a sus consejeros y preguntó:
"¿Dónde debo esconderme?"
Algunos dijeron: "Escóndase en la cima de la montaña más alta de la tierra".
Otros: "Escóndase en el fondo del mar, no van a hallarlo allí".
Otros: "Escóndase en el otro lado de la Luna, ése es el mejor lugar.
¿Cómo lo hallarían allí?".
Entonces Dios se volvió hacia el más inteligente de sus ángeles y le inquirió: "¿Dónde me aconsejas que me esconda?".
El ángel inteligente, sonriendo, respondió:
"¡Escóndase en el corazón humano. Es el único lugar donde ellos no buscan nunca!"


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El mejor doctor

Un famoso autor fué invitado una vez por un renombrado cirujano a contemplar una difícil operación que iba a realizar.

Mientras el cirujano llevaba a cabo los preparativos necesarios para la operación, parecía confiado, pero un poco nervioso. Luego, emprendiendo el camino hacia el quirófano, se detuvo un momento e inclinó la cabeza (mientras rezaba en su interior).
Más tarde durante la operación, sus manos se veían sin nervios ... se veían tranquilas ...


Mucho tiempo después, el autor expresó su sorpresa de que un cirujano rezase.

Dijo: Yo creía que un cirujano confiaba en su propia capacidad.
¡¡ Un cirujano es solamente un hombre !!, fué la contestación del médico.
No puede hacer milagros por sí mismo. Estoy seguro que la ciencia no podía haber avanzado tanto, si no fuera por algo más fuerte que el solo hombre. Y después terminó el cirujano diciendo: Me siento tan cerca de Dios cuando estoy operando, que no sé dónde cesa mi habilidad y comienza la suya.subir imagenes
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